La Tormenta

Hoy mi mamá está en el hospital, no es nada grave, gracias a Dios, pero si doloroso para ella, estoy junto a ella mientras duerme y en lo único que puedo pensar es en la tormenta de Mayo 2006.
Las tormentas en los mares (azules, salvajes) son un conjunto de remesones (viento, lluvia, truenos y demás) así fue como llegó mi tormenta en Mayo.
Mi mamá decidió hacerse esta operación, tal vez para algunos “innecesaria”, pero ¿Qué saben esos algunos? La necesidad de esta operación solo la puede determinar quien la necesita, valga la redundancia… pero no entraré en detalles.
Ella iba a ser internada un lunes de mayo y operada al día siguiente, 4 días antes tuve una pelea, “la pelea”, con R*** (cosa rara, ya que casi nunca peleamos), al día siguiente de la pelea, me pidió “tiempo” (ahí empezó la lluviecita), al día siguiente salió de viaje por trabajo (ese viaje ya estaba planificado tiempo atrás) y arrancó la tormenta. No entendí que había pasado, solo sabía que el dolor era terrible, solo pensar que todo lo que había vivido, todos los planes, todos los recuerdos, todos los todos se estaban acabando… pero todo ese sufrimiento no era nada comparado con la tensión de estar con mi mamá antes de la operación, suplicando interiormente que no me pregunte por él, por que no quería que me viera triste antes de su operación, gracias a Dios no preguntó. Al día siguiente llegué corriendo al hospital y me quedé sola, sentada casi sin moverme mientras ella dormía, leyendo en una revista una entrevista a Jennifer Aniston; en ese momento me di cuenta que mi tragedia sentimental era un chancay frente a la suya: a mi solo me pidieron tiempo, a ella el divorcio; era mi enamorado, no mi esposo; era R***, no Brad Pitt; no me habían cambiado por Angelina y por último nadie sabía mi desgracia… y a pesar de todo eso, ella lo supero, sobrevivió… pero ¡como duele! Yo había decidido respetar su tiempo y aunque casi era necesario amarrarme los dedos, no lo llamé. Al día siguiente me llamó, preguntó por mi mamá… “no te preocupes, no sientas pena por mi” le dije; “¿me extrañas?” preguntó; “como no voy a extrañarte, pedazo de bestia… estoy destrozada, siento que me muero” pensé, pero no dije… mas bien dije algo como “yo lo tenía todo claro, no tenía nada que pensar respecto a nosotros y ahora… no se nada de nada”. Los días pasaron y mi rutina fue tratar de contener el llanto en la oficina, salir lo mas puntual a comprar anticuchos (casi todos los días) para mi mamá por que la comida del hospital le da asquito; llorar con blue mis penas y de pasadita contagiarle el llanto; recoger mis pedazos; re-armarme con ayuda de blue, tomar taxi al hospital y subir los 8 pisos por las escaleras, para no escandalizar con mi olor a anticuchos en el ascensor. ¿sabes todo lo que se puede pensar mientras subes 8 pisos? Demasiado; y finalmente entrar en la habitación radiante y con una sonrisota para que nadie notara la procesión que había dentro, rogando que nadie preguntara por R***, rogando no quebrarme frente a mi mamá.
En la ofis era toda una historia, cada canción en la radio era “mi canción”, me la pasé bajando letras y resaltando todo lo que yo sentía que se asemejaba a mi historia de desamor. No podía comer y no podía creer lo mucho que dolía. Le dije que no me iba a morir sin el cuando me pidió “tiempo”, pero me sentía morir, morir de corazón roto, morir de dolor o de anorexia; solo por mi mamá me levantaba; hasta que un día de la 2da semana de dolor, cuando pensé que aparte de anoréxica sería bulímica, me dije… mas bien grité ¡ya basta!, pedí auxilio a Dios, pedí fuerzas y decidí dejarme de estupideces… y sentí la fuerza, el dolor seguía, pero me sentí mas fuerte, esa noche me quedé a dormir con mi mamá, recién esa noche me preguntó lo que había pasado con R***, recuerdo que casi no lloré y que sentí mucha paz con lo que ella me dijo, improvisé una cama en el piso, junto a la ventana que tenía las persianas malogradas y que no podía cerrar y esa noche Dios me regaló un cielo estrellado que terminó de calmar mi dolor.
La tormenta fue pasando, solo duró 3 semanas, pero para mi fue una eternidad, fue llegando la calma, el alta, R***, el perdón… pero eso ya es parte de la post-tormenta.